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lunes, 8 de abril de 2013

"Nada oculto que no haya de ser manifiesto"




"Es más fácil construir niños fuertes, que reparar a hombres rotos."  
Frederick Douglass (1818 – 1895)
 escritor, editor y orador abolicionista estadounidense famoso como reformador social.

Por muchos años el tema del abuso sexual a la infancia se ha mantenido oculto y en secreto dentro del ámbito cristiano de toda confesión. Aunque los abusos sexuales se presentan en todas las religiones, instituciones, clases y grupos sociales, familia, etc.



En lo que se refiere al cristianismo, Jesucristo en los Evangelios nos habla que la vida de un niño/a tiene un gran valor para Dios, e insta a estar "atentos", para proteger a la infancia de todo daño que les impida alcanzar el "reino de Dios", "...porque el reino de Dios es de los que son como ellos..." advirtiendo a los agresores que infringen daño a los niño/as, "que mas le valdría que le arrojaran al mar con una piedra de molino atada al cuello". 

Todo abuso es un obstáculo que hace tropezar al niño/a, impidiéndole alcanzar el "reino de Dios"; perjudicando su desarrollo, su personalidad, su voluntad; siendo afectados en su capacidad de confiar, de amar; y esto a su vez, produce un quiebre en su identidad y autoestima. Impidiéndoles en su vida adulta alcanzar una vida plena.

La dignidad de la vida humana hay que defendedla, desde su concepción hasta su muerte natural, PROTEGIENDO, PREVINIENDO Y DENUNCIANDO todo tipo abuso en la etapa mas vulnerable, la infancia y adolescencia. Solo así, los Seres Humanos estaremos preparados sin daños y taras psicológicas, para alcanzar nuestro pleno desarrollo como personas adultas, siendo libres y dueñas de nuestro propio destino. 

Además como "comunidad terapéutica" la iglesia debe ser capaz de denunciar, también expresar con el ejemplo los valores del "reino de Dios" que predica y contribuir a la restauración, liberación y sanidad de los afectados por estos abusos, tal como Jesús lo realizó y encomendó a sus discípulos. 
                                      

"El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor." 

(Lucas 4:18-19)


Por esta razón no es posible ya ocultar este tema y es hora que: ROMPAMOS EL SILENCIO DE TODO TIPO DE ABUSO EN LA IGLESIA.
"Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salir a la luz". (Lucas 8:17)