Etiquetar a cualquier persona con etiquetas psiquiátricas, sin profundizar en la causa real de su patología, puede avocar a cualquier persona hacia su fracaso como ser humano. Posiblemente si analizamos el origen encontraremos un problema de abuso y maltrato en la infancia.
El abuso infantil es la primera causa de la esquizofrenia, según nuevas investigaciones confirman de los factores sociales en la génesis de la enfermedad.
Dos tercios de los pacientes que sufren esquizofrenia han padecido abuso físico o sexual durante su infancia o en la edad adulta, han descubierto investigadores de Inglaterra y Nueva Zelanda comparando los resultados de más de 50 estudios sobre pacientes psicóticos. Esto significa que los traumas constituyen la primera causa de aparición de la psicosis, por lo que los tratamientos no deben limitarse sólo a la medicación. Al conocimiento profundo de la historia de cada paciente debería dársele la misma importancia que a las diferencias cerebrales –que también pueden ser producidas por el trauma-, para afrontar el problema desde una mayor amplitud de miras, no estigmatizar a los pacientes y potenciar los programas de prevención de abusos y malos tratos.
En junio del año 2006 se celebró en Madrid el XV Congreso Internacional para la Psicoterapia de la Esquizofrenia y otras Psicosis, organizado por la ISPS (la Sociedad Internacional para el Tratamiento de la Esquizofrenia y otras Psicosis). Este congreso, tal como se explica en las correspondientes actas, convocó a una serie de expertos con la finalidad de abrir un foro sobre las nuevas visiones acerca de la esquizofrenia de otros trastornos psicóticos, así como los programas psicoterapéuticos y psicosociales más amplios, completos y eficaces para el tratamiento de estas enfermedades.
En este congreso, los investigadores Paul Hammersley, de la University of Manchester y John Read, de la New Zealand Psychological Society, señalaron que un gran número de estudios realizados no han dejado lugar a dudas de que el abuso infantil puede producir esquizofrenia. Hammersley había anticipado en 2003, mediante un artículo publicado en British Journal of Psychiatry, un informe preliminar de sus investigaciones.
En su comunicación ante el congreso, John Read señaló que las intervenciones clínicas deberían conceder al menos la misma importancia al tratamiento de las secuelas de factores sociales, tales como la pobreza y el trauma, que a las intervenciones químicas y eléctricas. Asimismo, que la incidencia de la psicosis puede reducirse a través de programas similares a los dirigidos a la prevención primaria de la depresión, el suicidio, etc.
Añade John Read finalmente que la premisa según la cual la identificación de diferencias cerebrales automáticamente implicaría la primacía biogenética en la etiología de la psicosis, resulta inadecuada, dado que el ambiente puede causar dichas diferencias cerebrales.
Para ambos investigadores, estas conclusiones pueden considerarse un “terremoto” que cambiará radicalmente la profesión psiquiátrica.
Los especialistas deben dejar de lado la visión simplista del paradigma de la biogenética y dar igual importancia en el desarrollo de la enfermedad a los traumas sufridos en la infancia y en la vida adulta, que contribuirían de forma directa e indirecta a la etiología de los síntomas característicos de la esquizofrenia.
La Universidad de Manchester también ha hecho público un comunicado sobre los trabajos de ambos investigadores en el que señala que 40 estudios consultados revelaron que los abusos físicos a adultos o niños se hallan en el historial de la mayoría de los pacientes con problemas psiquiátricos. Además, el examen de otros 13 estudios realizados a esquizofrénicos demostraron que éstos habían sufrido algún tipo de abuso en un porcentaje que iba del 51 al 97%.
La genética no es determinante
Hammersley y Read señalan que los profesionales deben saber que dos tercios de las personas diagnosticadas con esquizofrenia han sufrido abusos físicos o sexuales durante la infancia, lo que convierte el abuso en la mayor causa de la enfermedad. De hecho, aseguran, muchos de los síntomas de la esquizofrenia tienen su origen en el trauma y en sus síntomas post-estrés.
Evidentemente, ni todos los esquizofrénicos han padecido abusos ni todos aquellos que sufrieron abusos durante la infancia desarrollan la enfermedad. Es cierto que los genes juegan un papel, pero las evidencias muestran que por sí solos no causan la enfermedad, aseguran los expertos.
En un estudio reciente se comparó a 56 niños adoptados cuyas madres biológicas eran esquizofrénicas, con 96 niños adoptados cuyos padres biológicos no sufrían esta enfermedad. Las familias fueron observadas durante la crianza de los hijos adoptados, y los niños, al convertirse en adultos, fueron evaluados psiquiátricamente. Se descubrió que un riesgo genético combinado con un cuidado deficiente durante el crecimiento puede hacer que se desarrolle la esquizofrenia, pero que la tendencia genética por sí sola no condena a la enfermedad.
Los investigadores señalaron por tanto que si los pacientes creen que su enfermedad es un destino genético irrevocable que requiere soluciones físicas, aceptarán rápidamente la prescripción de medicamentos para la esquizofrenia, cuando quizá necesiten otro tipo de tratamiento. Sin embargo, señalaron que el componente genético, una vez desarrollada la enfermedad, sí aumenta las dificultades de recuperación.
Amplitud de miras
Según Hammersley, no es que se pretenda echar la culpa de todo a las familias, al trato que reciben los hijos durante la infancia, pero lo cierto es que sus investigaciones, así como su trabajo con la organización británica Hearing Voices Network, de ayuda a las personas que oyen voces en su cabeza, ha puesto de relieve que la experiencia de oír voces dentro de la cabeza –uno de los síntomas de la esquizofrenia- suele estar asociado con traumas infantiles. Los profesionales deben darse cuenta, dice Hammersley, de que el abuso en niños produce un gran número de adultos psicóticos.
El doctor Read señala asimismo que este hecho debería ser contemplado de manera general en los centros de atención a enfermos esquizofrénicos o psicóticos. Se debe investigar y preguntar a los pacientes si ha habido abusos en sus vidas, no se deben recetar automáticamente –sin estudiar cada caso a fondo- medicamentos anti-psicosis, y las terapias psicológicas deben ofrecerse más a menudo.
Proponen por tanto que las intervenciones clínicas concedan la misma importancia al reconocimiento y al tratamiento de las secuelas de dichos traumas que a las intervenciones químicas (con medicinas específicas). Y, sobre todo, que se tenga en cuenta que la incidencia de la psicosis podría reducirse a través de programas de prevención del abuso y el maltrato.
Asimismo, señalan que la premisa de que la diferenciación cerebral –es decir, que haya una predeterminación biológica para la enfermedad- es la causa irrevocable de la esquizofrénica es falsa, puesto que se ha demostrado que los traumas infantiles pueden producir dicha diferenciación.
Daños en el hipocampo, anomalías en los sistemas neurotransmisores (especialmente el de la dopamina, relacionada con las emociones) o atrofia cerebral son algunas de ellas. Por tanto, hay que tener en cuenta sin lugar a dudas el papel del trauma en los diagnósticos, y dejar de lado los tratamientos puramente químicos y descontextualizados, ajenos a la vida de cada paciente.
Cada vez se extiende más entre la comunidad médica la convicción de que la enfermedad guarda estrechas relaciones con el entorno familiar y social de los pacientes. Tal como explicamos en otro artículo, según la Asociación Americana de Psiquiatría las relaciones familiares forman parte de la génesis de algunas enfermedades, lo que demanda una terapia combinada de medicamentos y relaciones familiares para el tratamiento de la depresión o la ansiedad.
Fuente: Tendencias Científicas
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Me ha ENCANTADO esta entrada, llevo anos y anos luchando por decir esto contra el escepticismo de muchos. A mi me diagnosticaron de todo, neurosis, trastorno bipolar, psicosis bipolar, esquizofrenia latente, etc. etc. Por suerte tuve el arranque de mandarlo todo a la mierda (si no lo hago, hubiese acabado conmigo a los 23). Me rehice como mejor pude, y solo hace unos meses descubri (con la ayuda de una amiga) la causa de mis "trastornos" - el abuso sexual en la infancia. Bueno, la causa mas importante, porque hay otras, se lia todo. Ahora tengo 49. Cuarenta y nueve anos ha durado mi lucha por descubrir que era. Que no era yo, que no tenia la culpa de ser asi. De la profunda desconfianza, la timidez, la confusion, el miedo, los arranques de rabia, la ansiedad, la velocidad de mi pensamiento y mis palabras locas, tragicomicas, la hipervigilancia, mis reacciones ultra-agresivas cuando la gente comenta "es divertido, pero esta loco"... No dejare jamas de repetirlo: NO ETIQUETEIS, ABRID LOS PUTOS OJOS DE UNA VEZ, SENTID Y ESCUCHAD ANTES DE JUZGAR, OFRECE LA MANO Y NO EXCLUYAS CON EL CORAZON OSCURECIDO DE FALSAS IDEAS.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por esto, de repente me siento menos solo. GRACIAS.
http://www.youtube.com/watch?v=BXaUz5Lgeic&feature=player_embedded
El video muy conmovedor. Y muy cierto. Siempre están etiquetando. Yo también estoy cansada de eso. A cada cosa que hacemos fuera del margen de lo que consideramos normal, le ponen un nombre. Al parecer, debiéramos actuar todos iguales, como hacen los animales... El hecho de cambiar una conducta no implica que seas bipolar o cualquier otra cosa. Como dice s i f i l i t a, hay que abrir los ojos y no juzgar antes de escuchar. Y escuchar no es sólo una hora, sino que requieren meses y meses.
ResponderEliminarSin embargo, lo de la esquizofrenia medio me lo creo. A mí me sucedió. Empecé a escuchar voces y a ver cosas donde no había... Aunque yo no lo llamaría esquizofrenia. Digamos que la mente se confundió un poco y, sin embargo, una vez avancé con el problema del abuso, todo eso se fue desvaneciendo y ya no ha quedado absolutamente nada.
Creo que el propio terror y el estar siempre atento a cualquier movimiento, hace jugar a la mente muy malas pasadas. Yo siempre tenía la sensación de que me perseguían. Salía y tenía mucho miedo, muchísimo y siempre me daba la vuelta... Y supongo que algún día mi mente tendría que haber producido alguna sombra o persona ficticia porque casi que prefería darme la vuelta y que hubiera alguien siguiéndome, a darme la vuelta y no ver nada ni nadie.
Una vez el miedo se va desvaneciendo, todo va desapareciendo.
Me ha gustado mucho la entrada.
Un saludo.
..DESDE
ResponderEliminarMIS HORAS ROTAS
OS INVITO
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GALAXIAS
COMPARTO VUESTRO BLOG
Y CON ILUSION
Y UN MAR
LLENO DE LUZ
Y ARENAL
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COMO A PAN
QUE SU RASTRO VA
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CON UN FUERTE ABRAZO :
----A REDIME----
J.R.S.